Aprender a pensar diferente en una nueva era de conocimiento, en donde iterar y poner en práctica nuevas acciones se da de una manera más rápida, es vital para sobrevivir en un mercado cada vez más competitivo y con oportunidades aparentemente más reducidas.
Cuando se habla de transformación empresarial es inevitable no traer a colación el caso de Almacenes Tía, que luego de 77 años de historia se vio obligado a terminar con su operación en el país, porque en definitiva no supo hacerle frente a la transformación acelerada por la que atraviesa su sector.
La omisión a los formatos de comercio como el hard discount, en los que almacenes como Tiendas Ara llevan la delantera y se caracterizan por contar con marcas propias, dar la pelea con precios competitivos y tener una presencia digital fortalecida, fue entre muchas causas, lo que hizo que este grande entre las cadenas de supermercados desapareciera por completo del radar.
Pero como este caso hay cientos diariamente, en donde la falta de visión e innovación, la resistencia a la modernización de sistemas operativos, la falta de una cultura organizacional o hasta los propios intereses de algunos de los directivo, son algunas de las causas que no permiten la transformación dentro de las organizaciones y llevan a desenlaces desastrosos.
Es por esto, que para obtener un resultado de transformación empresarial exitoso es necesario desarrollar un proceso que implica cuatro pasos:
1. Verse en el espejo
Hacer una revisión interna durante un proceso de transformación es fundamental para identificar los vacíos y oportunidades de mejora dentro de una organización. A pesar de que existen situaciones más sencillas de reconocer y por ende mejorar, hay otras que silenciosamente se van fortaleciendo a través del tiempo y generan bloqueos internos, como por ejemplo los silos y paradigmas.
En cuanto a los silos, debe saber que son grupos cerrados o empresas pequeñas que se pueden estar formando dentro de su compañía y que pueden tener hasta sus propios métodos y formas de ejecución. Entre los más comunes se encuentran los verticales, que se presentan cuando existen muchas jerarquías, y los horizontales, presentados entre las áreas que se caracterizan porque se aíslan de los demás departamentos.
Por otra parte, los paradigmas son situaciones que, por lo general, se van creando dentro de las propias industrias y se trasladan al interior de las organizaciones. Uno de los que más suelen presentarse es que a los millennials no les importa nada ¿será que es así? o más bien se debe entender que existen vacíos en los que podemos trabajar partiendo de un aprendizaje de sus necesidades y expectativas.
Igualmente pasa con el paradigma de “nunca hay presupuesto para hacer la transformación” o “se necesita la inversión de muchos recursos para hacerlo”. Pero la verdad es que el cambio se puede iniciar con los recursos con los que se cuentan en la actualidad.
Así que, desde el momento en el que empiece a analizar este tipo de situaciones y ponga en práctica acciones que puedan mitigarlas dentro de su organización, ya está dando el primer paso de una transformación exitosa.
2. Voltear el espejo
Darle la vuelta al espejo se trata básicamente de encontrar los océanos azules u oportunidades de mejora y crecimiento, a partir del entendimiento de los clientes y el mercado. En el primer caso, se debe empezar a comprender el ciclo de compra, (in) satisfacciones y necesidades de los clientes, a través de procesos de investigación como workshops, entrevistas a profundidad, encuestas, etc.
Así mismo, y bajo ese modelo, se debe analizar la situación actual del mercado y de la competencia, con el propósito de encontrar vacíos en los que se puedan generar oportunidades para llenar esos espacios. Por eso es preferible no enfocar esfuerzos en competir sino en destacarse.
3. Identificar los cambios
Cuando analice los aspectos anteriores, ya debe tener una luz de los cambios que se deben hacer. Sin embargo, si no los tiene muy claros, acá le dejamos los que, en definitiva, van a generar un mayor impacto en su organización.
- Propuesta de valor: va muy ligado al diferencial de la empresa y es lo que hace que sus clientes vuelvan una y otra vez a usted.
- Segmento de mercado: cuando se identifica como océano azul la existencia de unos clientes que estaban siendo desatendidos, usted puede ampliar o redireccionar sus estrategias a un nuevo segmento de mercado.
Cuando se da el cambio de esas dos cosas, hay otras que empiezan a cambiar orgánicamente, como por ejemplo:
- El tipo de relación con sus clientes.
- Nuevas alianzas.
- Las actividades clave o focos de la estrategia.
- Las herramientas clave.
- Los recursos clave (capital humano y económico).
4. Comunicar el cambio
¿Cómo salir al mundo a presentarnos como una nueva empresa? No solo basta con decir que se hizo un cambio o que se le dio la vuelta por completo a una organización, es vital demostrarlo, con el fin de generar credibilidad. Esto, debe partir desde el cambio de imagen (que puede incluir aspectos como logo, infraestructura, presencia digital, portafolio, etc.), hasta la manera en la que se comunica (tono y voz).
En conclusión, no espere hasta que los avances en sus sector lo impacten. Lleve la delantera y no olvide que los cambios, por más pequeños que sean, siempre generarán la diferencia para su organización.